Gracias Kristiano por traernos esta sabiduría para nuestra edificación. Respecto de lo dicho en Romanos 14, me gustaría remarcar: 1 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. ... porque Dios le ha recibido. Recibir al débil en la fe, nos habla de diferencias, de ahí que la edificación de los santos, que será siempre en amor, no está acabada, pues si así fuera, bastaría conque todos abrazáramos un dogma y listo. Pero Dios no es un catálogo de normas, es nuestro Padre, si es que hemos recibido a su Hijo, de ahí que Romanos 14 diga que "Dios le ha recibido", pues Dios recibe a todo aquel que recibe a Aquel que Él envió. Y esto lo hizo por nuestra total imposibilidad de ser aceptos ante Él por nuestros propios méritos. Cuando entonces se nos dice que estamos bajo "la Ley de la libertad" (según nos lo enseña Santiago) sabemos que esa libertad está en el amor, pues el que ama ha cumplido con la ley, no la de preceptos humanos, como no tocarás, no mirarás, etc., sino con la ley de la libertad, pues Cristo quitó el pecado, y éste nos había sido mostrado por la Ley dada en mandamientos y ordenanzas. Pero ahora, una vez hechos hijos de Dios, sabemos que nuestro pecado ha sido pagado, es por eso que la paga del pecado, es decir la muerte, ha sido saldada, de ahí que haya esperanza de resurrección. Sabemos, no obstante, que seremos juzgados por nuestras obras, y cada quien recibirá su recompenza del Señor. Por lo tanto, no estando ya sujetos al yugo de esclavitud, Santiago en el capitulo 1 de su epístola nos llama a practicar la justicia de Dios, de la siguiente manera: "21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. 22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Vemos entonces que Santiago nos señala que no se trata de una Institución eclesiástica en particular, sino de el obrar de cada uno de nosotros respecto de la palabra de Dios. De ahí que Jesús remarcara que sus "hermanos y madre" (es decir, su Iglesia) son los que la oyen sus palabras y las cumplen. Por lo tanto, para que seamos hacedores de la voluntad de Dios, una vez que hemos creído al evangelio, ya no se trata de formar congregaciones que distingan entre un día y otro, o sobre las comidas, o sobre este o aquel rito, o sobre este o aquel hombre de Dios, sino en la práctica del amor que no radica ya en ordenanzas, sino en "Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. " Es por eso que la palabra nos enseña diciéndonos: Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. (Jeremías 9:24) Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. (Oseas 6) Velemos entonces para que se cumpla el mandato de amarnos unos a otros, por sobre todas las cosas que hacemos en nombre del Señor, lo cual nos llama a deponer las formas que nuestra carnalidad nos ha llevado, pues cuando la Iglesia contiende sobre opiniones en vez de amar al débil en la fe yerra, pues si Dios le ha recibido, ¿quién eres tú para impedirle El Camino? Bendiciones y que la paz sea con todos |
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